La obsolescencia percibida es una técnica usada por las empresas y gobiernos con el objetivo de motivar a la sociedad a comprar, desechar y consumir cada vez mayor cantidad de productos. Para ello se valen especialmente del marketing agresivo y la publicidad. Es una manera de promulgar una sociedad de consumo influyendo en la mente de la gente, que se ve atraída a tener que obtener los últimos productos, aún cuando no tienen ninguna necesidad de ellos.
Este tipo de propaganda ha dado lugar a que la gente llegue al punto de reemplazar o desechar productos que son útiles. Simplemente las poblaciones entran en una carrera de consumo basada en modas artificiales, donde en muchas ocasiones los nuevos productos que adquieres apenas tienen cambios con respectos a los anteriores.
Realmente en la mayoría de casos no hay una nueva necesidad, ni los nuevos productos resuelven nada que no hicieran los anteriores, pero se crea una ficción por la que la gente necesita estar a la «moda» para sentirse bien. El marketing inteligentemente planificado le hace percibir a la persona que su producto está obsoleto cuando no lo está, está planificado y se percibe como obsolescencia en acción.
Un ejemplo muy común de eso son los teléfonos inteligentes donde cada año sacan nuevos modelos a precios desorbitados y la gente lo compra desechando el anterior. También la moda en la ropa, automóviles etc etc