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Se conoce como trabajo infantil, a todo aquel esfuerzo que priva al niño o la niña para desarrollar su potencial, dignidad y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) haciendo referencia al trabajo infantil que éste tipo de conceptos pone de manifiesto dos cosas;
Primero que es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño o niña.
Segundo que interfiere con su escolarización puesto que los está privando de la posibilidad de asistir al aula de clases, este tipo de situación lo que hace es obligar al niño, niña y adolescente a abandonar la escuela de forma prematura, o en combinar los estudios con un trabajo pesado que requiere de esfuerzo y tiempo.
Trabajo Infantil en Nicaragua y su efecto en la economía
Para el año 2005, la Coordinadora Nicaraguense de las ONG que trabajan con la Niñez y la Adolescencia (CODENI) publicaba los hallazgos de la Encuesta sobre el Trabajo Infantil (ENTIA) en el cual decía que al menos 239 mil niños, niñas y adolescentes se encontraban realizando algún tipo de trabajo infantil, y que estos tenían una edad entre los 5 a los 17 años, que el 36% de esta población tenia edades inferiores a los 14 años, y que en trabajo infantil informal se encontraba el 76% del total de niños, niñas y adolescentes encuestados. Como es de esperarse el sector agropecuario tenía los índices más elevados con una participación del 54%.
La situación de la niñez en el norte del país es un tanto diferente a las de los niños, niñas y adolescentes en la zona del pacífico y occidente, en donde la mayoría de los trabajos se catalogan como apoyo al padre para realizar labores en el campo como jornaleros, peones, entre otras, las cuales requieren un esfuerzo físico grande, exposición a temperaturas altas, jornadas laborales extensas y condiciones pésimas de seguridad.
Muchos de estos niños (la gran mayoría) tienen que abandonar sus estudios por temporadas cortas y en otras ocasiones hacerlo de por vida cuando la situación económica dentro del hogar lo amerita. Para el año 2012, la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), mostraba un informe sobre el trabajo infantil en el cual evidenciaba que al menos 58.3% de las familias nicaragüenses se encontraban en condiciones de pobreza general y el 29.3% en pobreza extrema.
Aunque muchos economistas nacionales han cuestionado que la Línea de pobreza extrema trazada por el Gobierno es demasiado baja, ya que la CEPAL y el BM utilizan como dato el consumo diario de $4 en el hogar, mientras que el Gobierno utiliza un dato de $1.7 por día (consumo mínimo de 2,290 calorías que debería de consumir una persona para no entrar en un grado de desnutrición), ya que si la Línea de pobreza se subiera hasta los $2.5 como aseguran muchos economistas, el número de familias en pobreza extrema sería mucho mayor
Según la misma encuesta para ese año al menos el 31.1% de los niños, niñas y adolescentes (396,118) entre las edades de 10 a 18 años se encontraban trabajando, con un número alto en las zonas rurales, y los trabajos que realizaban se encontraban; como trabajador familiar no remunerado, jornaleros o peones, obreros asalariados, por cuenta propia y trabajador no familiar sin paga.
Es importante considerar los índices de pobreza reales, ya que si el número de familias en pobreza extrema es más elevado, el incremento de niños, niñas y adolescentes en trabajo infantil entre 2005 y 2012 es producto de la ineficiencia en las políticas públicas ya que están dejando de fuera a muchas familias en vulnerabilidad ante empleos dignos, condiciones de vivienda dignas y recursos económicos que solventes los gastos dentro del hogar.
En materia legal se tiene que el niño y la niña gozan de un Interés superior y de protección especial por parte del Estado (según el Arto 71 de la CPN), sin embargo, al revisar las estadísticas se puede encontrar que hay niños, niñas y adolescentes contabilizados por la PEA por lo tanto podemos decir que es permisivo por parte del Estado que el niño, niña o adolescente pueda ejercer cualquier forma de trabajo aun cuando este sea superando sus fuerzas físicas.
Si existe un número alto de niños, niñas y adolescentes entre las edades de 5 a 17 años ejerciendo una ocupación económica, es permisivo por el Estado y por lo tanto el niño no tiene ninguna garantía para acceder a condiciones de empleo digno (prestaciones, seguro médico, seguro contra riesgos por accidente, subsidios ante cualquier accidente, jornada laboral de 8 horas, condiciones de empleo que no requiera un esfuerzo igual que el de un adulto).
Debería conocerse que no es obligación del NNA el proveer de ingresos en el hogar, ya que su condición de niño lo pone como prioridad dentro de las políticas del Estado. Por lo tanto, es obligación del Estado asegurar su integridad física, derecho a la recreación y su desarrollo educativo a través de programas o políticas que respondan al Interés superior del Niño.
Así por ejemplo en la Constitución Política en el Arto 71 se pone de manifiesto que “La niñez goza de protección especial y de todos los derechos que su condición requiere, por lo cual tiene plena vigencia la Convención internacional de los derechos del niño y la niña”, de continuar con estas mismas formas de explotación, se estaría llevando a la economía por la misma ruta de generación de más pobreza, explotación y trabajo infantil porque las cifras no mejoran